El 11 de julio de 2021 Yoan de la Cruz, un joven de San Antonio de los Baños, -pequeña localidad al suroeste de la Habana- compartió a través de su cuenta de Facebook una directa en la que narraba lo que estaba sucediendo en las calles de su ciudad. Otros pobladores también compartieron en sus redes fragmentos de videos y fotos. En el lapso de unas horas, las cuentas en redes sociales de miles de cubanos dentro y fuera de la Isla compartían las imágenes de lo que ocurría en territorios distantes del sitio inicial. Las protestas se expandieron a ciudades como Palma Soriano y Guantánamo en las provincias orientales, también en el centro de la Isla: Santa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey. En la capital, zonas céntricas y barrios marginalizados se llenaron de manifestantes. El control sobre la narrativa de lo que ocurría en el país -por primera vez en más de seis décadas- estaba, al menos durante las primeras horas, en manos de la ciudadanía y la incipiente sociedad civil.